
Colombia
El estudio sugiere que establecer rutinas nocturnas consistentes puede ser tan eficaz como otros cambios de estilo de vida reconocidos en el control de la presión arterial.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

Mantener horarios regulares de sueño puede tener efectos positivos en la presión arterial, equiparables a cambios de estilo de vida como el aumento del ejercicio físico o la reducción del consumo de sal.
Así lo evidenciaron los resultados preliminares de un estudio liderado por Saurabh Thosar, profesor asociado de salud ocupacional en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón (Ohsu), cuyas conclusiones fueron divulgadas el 17 de noviembre de 2025, en la revista Sleep Advances y publicadas por HealthDay News.
El estudio, de alcance limitado, incluyó a 11 participantes adultos de mediana edad con diagnóstico de hipertensión.
Los investigadores observaron la presión arterial durante una semana en la que los participantes mantuvieron sus rutinas habituales de sueño, que eran irregulares en cuanto al horario de acostarse; posteriormente, se les instruyó a seguir un horario fijo para dormir durante las dos semanas siguientes, reduciendo la variación en el momento de irse a la cama de unos 30 minutos promedio a apenas siete minutos entre noches.
No se modificó la duración del sueño, solo la hora de iniciar el descanso nocturno. Al término del experimento, la presión arterial media de 24 horas disminuyó en 4 mmHg para la cifra sistólica y en 3 mmHg para la diastólica.
Los propios autores afirmaron que estos beneficios igualan los que suelen verse con intervenciones reconocidas, como una mayor actividad física o la restricción del sodio en la dieta.
En comunicación divulgada por la Ohsu el 17 de noviembre de 2025, el equipo calificó esta estrategia como “sencilla y de bajo riesgo”, planteando su posible utilidad para muchas personas que buscan controlar la hipertensión; no obstante, subrayaron la necesidad de ampliar la muestra y validar los resultados en ensayos más extensos y aleatorizados.
El vínculo entre los horarios de dormir y la presión arterial estaría mediado, según los investigadores, por los ritmos circadianos: los ciclos biológicos que regulan muchas funciones corporales en periodos de 24 horas.
La presión arterial desciende de forma natural durante el sueño, regulada por el “reloj biológico”, experimentar rutinas irregulares o alterar el ciclo habitual podría debilitar ese descenso esperado, limitando el efecto reparador del sueño sobre el sistema cardiovascular.
Estudios previos ya habían revelado que la variabilidad en los horarios de sueño puede aumentar en un 30% el riesgo de padecer hipertensión. Una reducción de apenas 5 mmHg en la presión sistólica, indican especialistas en cardiología citados en la investigación, es suficiente para disminuir el riesgo cardiovascular general en aproximadamente un 10%.

La importancia de una rutina regular para dormir no se limita al control de la presión arterial. Dormir adecuadamente favorece la función cerebral, el crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes, así como el metabolismo y el sistema inmunitario, como informa la American Heart Association, por tal motivo, dormir menos de lo necesario, o hacerlo con interrupciones frecuentes, incrementa el riesgo de hipertensión, obesidad, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Durante el sueño, y especialmente cuando este transcurre sin interrupciones, el sistema parasimpático predomina, permitiendo que el ritmo cardíaco y la presión arterial disminuyan; por el contrario, problemas de sueño o despertares recurrentes activan el sistema simpático, elevando ambos parámetros y potencialmente aumentando la incidencia de angina o infartos.
El sueño también interviene en la regulación hormonal y metabólica, controlando los niveles de sustancias relacionadas con el hambre y la saciedad, la sensibilidad a la insulina y el procesamiento de grasa por el hígado, la musculatura y el tejido adiposo. Estados de sueño insuficiente pueden alterar estos mecanismos, facilitando el aumento de peso y el síndrome metabólico.
A la luz de estos hallazgos, los especialistas de Ohsu sostienen que establecer horarios regulares para dormir podría convertirse en una medida accesible y eficaz para la prevención cardiovascular, con potencial para ser ampliamente adoptada.
Si se confirman los resultados en estudios futuros con mayor número de participantes, esta intervención podría ayudar a reducir el riesgo sistémico de enfermedades relacionadas con la presión arterial alta.