Colombia
Dormir lo suficiente y mantener hábitos alimentarios equilibrados son claves en la etapa en que los jóvenes experimentan modificaciones físicas y emocionales significativas.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
En Colombia, muchas familias observan cambios notables en sus hijos a medida que transitan la infancia y la adolescencia, incluso, un fenómeno frecuente es que los padres notan que sus hijos parecen crecer aceleradamente durante cierto periodo.
Según especialistas, este momento, conocido como estirón de la adolescencia, se caracteriza por una serie de transformaciones físicas y conductuales que, en la mayoría de los casos, se extienden entre 24 y 36 meses.
La mayor parte del crecimiento físico sucede entre los 10 y 14 años en niñas, mientras que en niños se presenta entre los 12 y 16 años.
El crecimiento durante la adolescencia implica modificaciones en la longitud de los huesos, el desarrollo muscular y la composición corporal.
Para acompañar este proceso, la Dra. Claudia Sánchez, pediatra y gerente médica en Abbott, indica que el crecimiento depende de la interacción entre nutrición, genética y la acción hormonal.
“Algunos nutrientes como el calcio y el fósforo, son parte de los ‘bloques de construcción’ de huesos y tejidos, mientras que otros, como la vitamina D y el zinc, cumplen funciones reguladoras”, explicó la especialista.
Por tal motivo, la experta recomendó “incorporar una variedad de alimentos nutritivos que cubran los grupos de macronutrientes, como proteínas, carbohidratos y grasas saludables, así como vitaminas y minerales”, dado que este enfoque permite asegurar que el proceso de desarrollo físico se produzca de manera saludable.
El impacto de una dieta adecuada se refleja no solo en el crecimiento, también en la prevención de condiciones como la malnutrición, pues en algunas situaciones, según la Dra. Sánchez, puede ser necesario evaluar alternativas nutricionales especializadas, siempre bajo supervisión médica.
Para los padres interesados en monitorear el desarrollo saludable de sus hijos, la experta identificó seis señales principales del estirón adolescente:
La sensación constante de hambre es común antes y durante los periodos de crecimiento acelerado.
Esta etapa exige prestar atención a la calidad de los alimentos ingeridos y ajustarlos a las nuevas necesidades nutritivas y tener en cuenta que los controles médicos regulares son recomendados para asegurar que se cubran todos los requerimientos nutricionales.
El crecimiento más pronunciado suele coincidir con la entrada en la pubertad. Investigaciones publicadas en el Journal of Clinical Research in Pediatric Endocrinology muestran que el 95% de las niñas y alrededor del 70% de los niños experimentan su mayor crecimiento durante la pubertad.
Durante este lapso, es crucial mantener una nutrición equilibrada y suficiente ingesta de proteínas.
Padres y tutores detectan a menudo que los pantalones y otras prendas de los adolescentes quedan pequeñas rápidamente.
Este fenómeno responde a que las piernas suelen alargarse antes que el torso, una tendencia confirmada por la Universidad de Saskatchewan.
El descanso nocturno está directamente vinculado al crecimiento, pues la hormona del crecimiento alcanza sus picos en la noche, por lo que los especialistas aconsejan que los niños de 6 a 13 años duerman entre 9 y 11 horas, y de 14 a 17 años, de 8 a 10 horas.
Durante los estirones, los cambios rápidos en la altura pueden alterar el centro de gravedad, lo cual convierte a los adolescentes en personas más propensas a accidentes domésticos o escolares.
El aumento de peso es esperado durante esta fase. Un artículo en Adolescent Health, Medicine and Therapeutics señala que la ganancia de peso puede influir en la percepción corporal en etapas posteriores, motivo por el que los adultos responsables deben acompañar con atención a los jóvenes en estos cambios.
El asesoramiento profesional resulta fundamental cuando se detectan alteraciones importantes en la alimentación o el crecimiento.
Incorporar a los adolescentes en la selección y preparación de alimentos puede ser una estrategia positiva: una alimentación balanceada y el apoyo familiar favorecen un desarrollo saludable y fortalecen los vínculos en el hogar.