
Colombia
Realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado semanalmente se asocia a una marcada disminución en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, diabetes y varios tipos de cáncer.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

Diversos estudios y recomendaciones internacionales han resaltado el papel clave de la actividad física y la nutrición en la prevención de enfermedades no transmisibles, incluyendo el cáncer.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recientes investigaciones impulsadas desde la Escuela de Medicina de Yale, la relación entre el metabolismo y el desarrollo tumoral ha cobrado relevancia, y se exploran nuevos abordajes para reducir los factores de riesgo asociados.
En declaraciones recogidas por la Yale School of Medicine, Rachel Perry, profesora asistente del departamento de medicina endocrinología y fisiología celular y molecular, explicó que su grupo de investigación estudia cómo los factores metabólicos pueden influir en el crecimiento tumoral y la respuesta del cuerpo al cáncer.
Perry destacó que muchas células cancerosas dependen de la glucosa y muestran una capacidad sostenida para captar este nutriente, incluso cuando otros tejidos presentan resistencia a la insulina asociada a la obesidad.
"El problema es que las células tumorales no se vuelven resistentes a la insulina, mientras que muchas otras células sí lo hacen", comenzó por explicar Perry, que agregó que esto provoca que, en personas con resistencia a la insulina y niveles elevados de esta hormona, los tumores sigan absorbiendo glucosa en exceso, lo que puede potenciar su crecimiento.
La investigación liderada por Perry, evidenció la importancia de los hábitos saludables para reducir los factores de riesgo metabólicos relacionados con el cáncer, por lo que una alimentación baja en carbohidratos y la práctica regular de ejercicio pueden ser de utilidad.
Perry señaló que se continúan buscando estrategias individualizadas para adaptar tratamientos y recomendaciones preventivas según el perfil metabólico de cada paciente, evitando generalizaciones solo basadas en el índice de masa corporal (IMC).
La actividad física moderada e intensa, que abarca desde caminar y montar en bicicleta hasta actividades deportivas, es accesible para todos los grupos etarios y capacidades, como indica la OMS.
Realizar suficiente ejercicio físico reduce entre un 20% y un 30% el riesgo de mortalidad por enfermedades no transmisibles, incluida la mortalidad por cáncer en adultos.

La OMS alertó que la inactividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad relacionados con enfermedades no transmisibles. El incremento de estilos de vida sedentarios, impulsado por la movilidad motorizada y el uso intensivo de pantallas, contribuye a un aumento notorio en la incidencia de cáncer, diabetes de tipo 2 y dolencias cardiovasculares.
En niños y adolescentes, el sedentarismo se asocia a aumento de grasa corporal, deterioro de la salud cardiometabólica y trastornos del sueño, mientras que para los adultos, supone un mayor riesgo de mortalidad por diversas causas y una mayor probabilidad de desarrollar cáncer o complicaciones derivadas.
Las últimas directrices de la OMS recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para adultos y pautas específicas según la franja de edad. Subrayan que "toda actividad cuenta", desde actividades domésticas hasta el ocio activo, y enfatizan la importancia de reducir el tiempo sedentario en la rutina diaria.
Según datos oficiales, a escala mundial, casi 1.800 millones de adultos no cumplen con estos mínimos de actividad, porcentaje que ha aumentado desde 2010. Las mujeres presentan un nivel inferior de actividad en comparación con los hombres y, después de los 60 años, la práctica disminuye en ambos sexos.
En respuesta a estos datos, la OMS impulsa políticas que facilitan el acceso a modalidades activas de transporte, espacios públicos y programas educativos que promuevan el ejercicio en escuelas y lugares de trabajo; además, anima a los Estados Miembros a coordinar esfuerzos intersectoriales que favorezcan estilos de vida activos y saludables todos los días.