Colombia
Cuidar la salud mental es fundamental. La ciencia respalda pequeños cambios que hacen una gran diferencia.
Publicado:
Por: Jennifer Paola Ramírez Cante
Creativa Digital
En un mundo cada vez más acelerado, estresante y exigente, cuidar la salud mental dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad urgente.
Ya no se trata solo de prevenir trastornos, sino de cultivar el bienestar en lo cotidiano. La ciencia ha demostrado que algunos cambios muy simples pueden marcar una gran diferencia.
No necesitas grandes inversiones ni retiros espirituales: basta con prestar atención a tu cuerpo, tus emociones y tus rutinas.
Aquí te compartimos algunos hábitos avalados por la ciencia que pueden ayudarte a sentirte mejor, incluso en los días más difíciles.
1. Respirar también es cuidarse
Parece obvio, pero la respiración consciente es una de las herramientas más efectivas para calmar la mente.
Investigadores de la Universidad de Stanford demostraron que el “suspiro fisiológico” —inhalar dos veces por la nariz y exhalar lentamente por la boca— puede aliviar el estrés más rápido que otras técnicas de meditación.
2. Hazle espacio a la naturaleza
Salir al parque, caminar entre árboles o simplemente dejar entrar el sol por la ventana tiene un impacto real en el cerebro.
El contacto con entornos naturales reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y activas ondas cerebrales asociadas a la relajación. Incluso abrir una ventana para dejar entrar la brisa puede ayudarte.
3. Escucha a los pájaros
Sí, literal. Estudios citados por National Geographic indican que oír el canto de los pájaros mejora el estado de ánimo. No solo por el sonido en sí, sino porque suele estar ligado a experiencias al aire libre.
La próxima vez que te sientas decaído, prueba prestar atención a estos sonidos.
4. Ordena tu entorno
El desorden puede contribuir al agotamiento mental. Joseph Ferrari, psicólogo especializado en organización, afirma que tener espacios organizados no cura la depresión, pero sí ayuda a reducir la fatiga y aumentar la productividad.
5. Cuida lo que comes (y lo que evitas)
Los alimentos ultraprocesados no solo afectan tu cuerpo. También se ha comprobado que aumentan el riesgo de depresión y ansiedad. Evitarlos es un buen comienzo.
En cambio, integrar alimentos como plátanos y chocolate negro puede ayudar a estimular hormonas del bienestar como la serotonina.
6. Muévete, aunque sea un poco
Hacer ejercicio no significa ir al gimnasio todos los días. Bailar, montar en bici, caminar o incluso cuidar el jardín activa la liberación de dopamina y endorfinas.
Además, mejora la autoestima y la concentración. Lo importante es encontrar una actividad que disfrutes.
7. Escribe lo que sientes
Tener un diario no es solo una práctica adolescente. Diversos estudios revelan que escribir sobre tus emociones puede ayudarte a procesarlas mejor, reduciendo la ansiedad y el estrés.
También puedes practicar la gratitud: anotar tres cosas buenas del día tiene un impacto positivo probado.
8. Aprende algo nuevo
Iniciar un hobby, tocar un instrumento o apuntarte a clases de cocina puede ser más terapéutico de lo que crees.
Aprender nuevas habilidades refuerza la autoestima, genera sentido de propósito y favorece la conexión social. No importa si no lo haces perfecto: lo importante es el proceso.