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Descubre 8 sorprendentes prácticas de higiene del pasado que hoy nos parecerían insólitas. ¿Alguna de estas costumbres ancestrales persiste en la actualidad?
Publicado:
Creativo Digital
La historia de la humanidad está repleta de curiosidades, y las prácticas de higiene no son la excepción. En épocas pasadas, lo que se consideraba limpieza y cuidado personal era muy diferente a lo que conocemos hoy.
Algunas de estas costumbres ancestrales nos resultan extrañas e incluso repulsivas en la actualidad. ¿Te imaginas usar orina para blanquear los dientes o compartir el agua del baño con toda la familia?
Acompáñanos en este recorrido por ocho prácticas de higiene del pasado que te harán agradecer la existencia del jabón y el agua corriente.
Los baños públicos en la época romana eran lugares de socialización. Las personas se sentaban lado a lado en letrinas comunales sin ningún tipo de separación. La privacidad no era una prioridad en estos espacios.
En la Europa medieval, era común que varias personas de la misma familia utilizaran la misma agua para bañarse. El padre era el primero, seguido por los hijos varones, luego las mujeres y finalmente los niños más pequeños. ¡Imagina la "limpieza" del agua al final!
Durante los siglos XVII y XVIII, las pelucas empolvadas eran un símbolo de estatus. Sin embargo, estas pelucas a menudo albergaban insectos como piojos, pulgas e incluso ratones. El mantenimiento era laborioso y la higiene, cuestionable.
Antes de la generalización del baño diario, los perfumes y las hierbas aromáticas se utilizaban para enmascarar el olor corporal. En lugar de eliminar la suciedad, se intentaba cubrirla con fragancias intensas.
En la antigüedad y hasta el siglo XIX, la sangría era un tratamiento médico común para diversas enfermedades. Se creía que extraer sangre "mala" ayudaba a restablecer el equilibrio del cuerpo. Aunque en algunos casos específicos puede tener utilidad, su uso generalizado era perjudicial.
Antes de la invención del cepillo de dientes moderno, la higiene bucal era rudimentaria. Se utilizaban trozos de tela, ramas o incluso los dedos para intentar limpiar los dientes. El mal aliento y las enfermedades bucales eran problemas comunes.
En el pasado, la ropa interior era considerada una barrera entre el cuerpo y la ropa exterior, por lo que no se lavaba con tanta frecuencia como hoy. Se creía que absorbía la suciedad y protegía la vestimenta principal.
En la antigua Roma, la orina era un ingrediente común en los enjuagues bucales. Se creía que el amoníaco presente en ella ayudaba a blanquear los dientes y desinfectar la boca. ¡Una práctica que hoy nos resultaría impensable!
Aunque estas prácticas nos parezcan extrañas, eran comunes en su época. Afortunadamente, la comprensión de la higiene ha evolucionado enormemente, y hoy contamos con métodos mucho más efectivos y saludables para el cuidado personal.
¿Te sorprende alguna de estas costumbres? ¿Conoces otras prácticas de higiene curiosas del pasado?