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Una película sobre la muerte de un Papa y la elección de su sucesor se estrenó justo antes del fallecimiento de Francisco. ¿Coincidencia o un inquietante reflejo de la realidad?
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Por: Michele Odarba
Creativo Digital
A veces, el cine logra tocar fibras tan sensibles que parece rozar la profecía. Eso ocurrió con ‘Cónclave’, la película dirigida por Edward Berger y protagonizada por Ralph Fiennes, que con una precisión inquietante recrea la elección de un nuevo papa tras la muerte de su predecesor… justo antes de que el mundo se despidiera del papa Francisco.
El filme, basado en la novela de Robert Harris, se estrenó en octubre de 2024 en Estados Unidos, y en noviembre en Reino Unido. Hoy, la película volvió a estar en boca de todos, no por un nuevo premio —que los tuvo de sobra—, sino porque coincidió con un hecho real que estremeció a millones: la muerte del papa Francisco.
Como si la ficción hubiera querido prepararnos para un momento histórico, ‘Cónclave’ no solo reconstruye con precisión los rituales y tensiones que rodean la elección del nuevo pontífice, sino que lo hace con una carga dramática que deja al espectador al borde del asiento.
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En el corazón de la trama, se encuentra el cardenal Thomas Lawrence (Fiennes), quien lidera la organización del cónclave tras el inesperado fallecimiento del papa. Cuatro candidatos luchan silenciosamente por el poder: el progresista Bellini (Stanley Tucci), el conservador Adeyemi (Lucian Msamati), el frío Tremblay (John Lithgow) y el tradicionalista Tedesco (Sergio Castellitto). Pero el verdadero giro llega con la misteriosa aparición del cardenal Benítez (Carlos Diehz), nombrado en secreto por el papa anterior.
Más que una historia sobre religión, ‘Cónclave’ es una reflexión sobre el poder, la fe y la fragilidad humana. A medida que avanza el encierro de los cardenales en la Capilla Sixtina, emergen escándalos sexuales, sobornos, traiciones y secretos guardados bajo sotanas impolutas. Como afirma en una escena clave el cardenal Lawrence: “El diablo también usa hábitos”.
‘Cónclave’ fue una de las películas más aclamadas de 2024. No solo arrasó en taquilla con más de 116 millones de dólares recaudados en todo el mundo, sino que recibió nominaciones a seis Globos de Oro y once Critics' Choice Awards. En los BAFTA 2025 se coronó como la mejor película, y en los Premios Óscar obtuvo varias nominaciones, incluyendo Mejor Película, Mejor Actor para Fiennes y Mejor Actriz de Reparto para Isabella Rossellini, quien interpreta a una monja de fuerte carácter.
Uno de los elementos más elogiados fue su música. La partitura, compuesta por Volker Bertelmann, logró lo impensable: sonar espiritual sin caer en lo litúrgico. Para ello, Bertelmann recurrió al Cristal Baschet, un instrumento poco convencional que genera sonidos etéreos, casi místicos, perfectos para un filme que transcurre entre el cielo y el infierno del Vaticano.
En la vida real, el proceso que narra la película no es muy diferente al que se activó tras la muerte del papa Francisco. La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave, es decir, “con llave”, y se refiere a que los cardenales son literalmente encerrados en la Capilla Sixtina hasta que logren un acuerdo.
El ritual comenzó en el siglo XIII y, aunque ha evolucionado, mantiene la esencia: secreto absoluto, aislamiento total y voto secreto. Para que un candidato sea elegido, necesita al menos dos tercios de los votos. Tras cada ronda, los votos se queman. Si no hay acuerdo, el humo que sale por la chimenea es negro. Solo cuando se elige al nuevo papa, el humo se vuelve blanco.
La elección suele estar rodeada de maniobras políticas, alianzas, divisiones internas y, como en Cónclave, también de tensiones entre sectores progresistas y conservadores. La historia ha registrado incluso episodios extremos: en 1270, durante un cónclave que se prolongó por años, la población de Viterbo quitó el techo del palacio y dejó a los cardenales sin comida para forzar una decisión. Esa práctica, claro, ya no está vigente. Pero las presiones —más sutiles y diplomáticas— siguen siendo parte del juego.
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El estreno de Cónclave justo antes de la muerte del sumo pontifice dejó una sensación inquietante. ¿Coincidencia o una especie de espejo cinematográfico que nos devolvió una imagen anticipada de la realidad?
Edward Berger, en una entrevista para Variety, lo explicó así: “No queríamos contar una historia sobre religión, sino sobre humanidad, sobre cómo reaccionan los hombres cuando el poder, la fe y los secretos se cruzan”. Y eso es lo que logra la película: mostrar que, más allá de la mitra y la sotana, los papas y cardenales son seres humanos, con sus virtudes, miedos y pecados.
En tiempos de incertidumbre para la Iglesia, ‘Cónclave’ se siente como una meditación sobre el futuro, una advertencia elegante sobre lo que ocurre cuando la verdad lucha por salir a la luz... incluso entre los muros sagrados del Vaticano.