Colombia
Especialistas en neurociencia explican que la liberación de dopamina ante interacciones en redes sociales refuerza patrones de búsqueda de recompensa inmediata, lo que puede fomentar el uso repetitivo y compulsivo de estas plataformas.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
El uso de redes sociales forma parte de la vida cotidiana de millones de personas en el mundo, pero estas plataformas digitales generan cambios medibles en el cerebro humano y pueden afectar la salud mental.
El atractivo de las interacciones en redes sociales, como los “me gusta”, mensajes o comentarios, se relaciona estrechamente con la liberación de dopamina, un neurotransmisor vinculado a la recompensa y al placer.
Al recibir una notificación o un signo de aprobación, el cerebro experimenta un estímulo placentero que insta a repetir el comportamiento, de acuerdo con especialistas en neurociencia.
Esta respuesta constructiva, impulsada por el sistema de recompensa cerebral, potencia un patrón de búsqueda constante de gratificación rápida, generando la repetición del uso de las redes.
Un aspecto relevante identificado por diversos estudios es el efecto de la comparación social, dado que las redes sociales funcionan como una ventana permanente hacia la vida de otros usuarios, generando en muchas ocasiones sensaciones de inferioridad o insatisfacción.
El cerebro, ante estos estímulos reiterados, procesa las diferencias y puede desarrollar síntomas de ansiedad, depresión y baja autoestima, según lo señalado por expertos de la Universidad de Carolina del Norte (UNC).
En una investigación publicada en la revista JAMA Pediatrics, el equipo científico liderado por la UNC siguió a 169 adolescentes durante tres años para analizar cómo la consulta frecuente de redes influye en su desarrollo cerebral.
El reporte advierte que quienes acceden a redes sociales más de 15 veces al día muestran mayor sensibilidad neurológica ante recompensas y castigos sociales, un fenómeno que modifica la manera en que los jóvenes reaccionan socialmente tanto en el entorno digital como en la vida cotidiana.
"Los jóvenes expuestos constantemente a la retroalimentación digital tienden a desarrollar cerebros más atentos e hiperreactivos ante los estímulos sociales", describió el estudio divulgado en JAMA Pediatrics.
El uso excesivo de estos medios digitales ha sido relacionado con la adicción comportamental, pues según una investigación de la Universidad del Sur de California, publicada en medios académicos, los individuos con altos niveles de dependencia a las redes sociales presentan alteraciones detectables en los volúmenes de materia gris de regiones cerebrales específicas.
Estos cambios se asemejan a los observados en diagnósticos de adicción a sustancias psicoactivas o al juego patológico, un hallazgo que refuerza la idea de que el abuso de redes puede influir no solo en los procesos mentales, también en la estructura cerebral.
Las investigaciones consultadas subrayan que el uso reiterado y sin control de redes sociales puede incidir en el desarrollo neuronal y en las habilidades conductuales, especialmente en niños y adolescentes.
Estas plataformas generan un flujo ininterrumpido de retroalimentación que puede condicionar la reacción del cerebro ante estímulos del entorno tanto digital como real.
Frente a estos escenarios, diversas entidades, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), elaboraron una serie de sugerencias para reducir riesgos durante la navegación online y el uso de redes sociales.
Entre las principales recomendaciones destacan: instalar y actualizar antivirus, emplear contraseñas robustas, activar la verificación en dos pasos, ingresar únicamente a sitios web seguros, proteger datos personales, cerrar sesiones adecuadamente, realizar copias de seguridad y conectar dispositivos solo a redes seguras.
El Centro Nacional de Seguridad Cibernética del Reino Unido (Ncsc) sugiere priorizar la protección de cuentas vinculadas a correo electrónico, banca y redes sociales mediante mecanismos robustos de autenticación.