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Aprende a identificar correos peligrosos y evita estafas en línea. Conoce 5 pistas clave como remitentes falsos, mensajes de urgencia y enlaces sospechosos.
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Creativo Digital
El correo electrónico es una herramienta fundamental en el día a día, pero también es una puerta de entrada para estafas y fraudes. Aprender a identificar los mensajes maliciosos es clave para proteger la información personal y financiera. Con atención a ciertos detalles, es posible evitar caer en engaños que pueden costar muy caro.
A continuación, se presentan cinco señales de alerta que ayudan a determinar si un correo electrónico es peligroso y qué hacer para mantener las cuentas seguras.
Una de las primeras verificaciones es la dirección de correo del remitente. Los estafadores suelen usar direcciones que imitan a las de empresas conocidas, pero con ligeras modificaciones. Es importante revisar si el dominio (lo que va después del @) es el oficial.
Por ejemplo, un correo falso de un banco podría venir de una dirección como "notificaciones@bancocolombia-pagos.com" en lugar de "@bancolombia.com.co". También hay que desconfiar de dominios genéricos como Gmail u Outlook para comunicados de entidades serias.
Los correos fraudulentos a menudo intentan generar pánico para que se actúe sin pensar. Frases como "su cuenta será suspendida", "acción inmediata requerida" o "hemos detectado actividad sospechosa" son comunes. Buscan presionar para que se haga clic en un enlace o se descargue un archivo sin analizarlo.
Las empresas legítimas rara vez utilizan un tono amenazante para asuntos de rutina. Ante la duda, es mejor contactar a la entidad por sus canales oficiales para verificar la información.
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Los mensajes de empresas reconocidas pasan por varios filtros de revisión antes de ser enviados, por lo que suelen tener una redacción impecable. En cambio, los correos de phishing frecuentemente contienen errores gramaticales, faltas de ortografía o frases que no suenan naturales.
Estos errores pueden ser sutiles, pero una lectura atenta puede revelarlos. Una mala traducción o un lenguaje demasiado informal son señales claras de que algo no está bien.
Antes de hacer clic en cualquier enlace, es fundamental verificar a dónde dirige realmente. Se puede hacer esto pasando el cursor del ratón sobre el enlace sin hacer clic. La dirección web real aparecerá en una pequeña ventana. Si no coincide con el texto del enlace o parece un sitio desconocido, es una trampa.
Lo mismo aplica para los archivos adjuntos. No se deben abrir documentos o archivos ejecutables que no se han solicitado. Estos archivos pueden contener virus o malware que infectan los dispositivos para robar información.
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Ninguna entidad bancaria, empresa de servicios o red social solicitará datos sensibles como contraseñas, números de tarjeta de crédito o información de cuentas a través de un correo electrónico. Este tipo de información es confidencial y solo se debe ingresar en las páginas web oficiales y seguras.
Si un correo pide confirmar datos personales o financieros, es casi seguro que se trata de un intento de estafa. Lo correcto es eliminar el mensaje y no responder.
Mantenerse alerta y desconfiar de correos inesperados es la mejor defensa contra el fraude digital. Revisar cuidadosamente el remitente, analizar el contenido del mensaje en busca de señales de alarma y nunca compartir información confidencial son pasos sencillos que marcan la diferencia en la protección de la seguridad en línea.