Colombia
Desde los cines neoyorquinos, marcados por el asma y la soledad, hasta la gloria de Hollywood, el documental descubre cómo el cine fue refugio y salvación para una de las grandes mentes del séptimo arte.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
El estreno de Mr. Scorsese en la plataforma Apple TV+ ofrece una mirada profunda y sin precedentes a la vida personal y trayectoria de uno de los directores más influyentes de Estados Unidos.
Dirigido por Rebecca Miller, el documental revela en cinco capítulos los dilemas, adicciones y contradicciones que han marcado la existencia de Martin Scorsese, autor de clásicos como Taxi Driver y Toro Salvaje.
La serie muestra cómo la lucha interna, la espiritualidad, el impacto familiar y su relación con la violencia han definido al cineasta, hoy convertido en una figura tanto icónica como vulnerable del séptimo arte.
La infancia de Scorsese, marcada por una severa crisis asmática, lo obligó a refugiarse durante horas en los cines, únicos lugares donde podía respirar con normalidad gracias al aire acondicionado.
Según el propio director en la docuserie dirigida por Miller, esas sesiones repetidas sentaron las bases de su relación vital con el arte cinematográfico, al punto de que su vocación nació casi como un instinto de supervivencia.
La docuserie recorre desde los años formativos del cineasta hasta su trabajo más reciente, Los asesinos de la luna lanzado en 2023.
En cuanto a la estructura, Miller, hija del dramaturgo Arthur Miller y esposa de Daniel Day-Lewis, compone un retrato colectivo en el que participan voces como Robert De Niro, Leonardo DiCaprio, Steven Spielberg, Jodie Foster, Thelma Schoonmaker, Robbie Robertson y familiares cercanos.
Uno de los núcleos de la serie es la tensión entre la educación católica de Scorsese y su fascinación por la violencia, motivo recurrente en su obra.
En ese aspecto, el director cuestiona la naturaleza humana: “¿Somos intrínsecamente buenos o malos? ...Ésta es la lucha. Y yo lucho con ella todo el tiempo”, confesó en conversación con Miller.
La relación de Scorsese con el cine aparece como una tabla de salvación ante sus propias adicciones y autodestrucción.
Tras el fracaso comercial de New York, New York de 1977, el director cayó en una espiral de consumo de cocaína que lo llevó a una sobredosis casi mortal en 1978.
En esos días críticos, Robert De Niro lo convenció de embarcarse en el proyecto de Toro salvaje, permitiéndole recuperar sentido vital y profesionalidad, por lo que el realizador recordó ante la cámara: “Salí del otro lado y me desperté un día vivo... aún respiraba”.
Las crisis no fueron episodios aislados, dado que, según Miller, la capacidad de Scorsese para resurgir tras fracasos y reinvenciones ha sido una constante: “La cantidad de veces que Marty fracasó es sorprendente. Incluso después de haber hecho varias obras maestras, hubo momentos en los que prácticamente lo dieron por acabado”.
La docuserie no esquiva los problemas de ira ni los episodios explosivos que acompañaron al cineasta. Isabella Rossellini, tercera esposa del director, relató una escena típica: “Podía demoler una habitación entera y luego no recordarlo. Al menos a mí nunca me pegó”.
Durante el rodaje de Gangs of New York de 2002, una discusión con el productor Harvey Weinstein desembocó en un escritorio lanzado por la ventana.
El propio Scorsese destacó el papel fundamental de su psicoterapeuta para evitar desenlaces fatales: “Si no fuera por mi doctor, estaría muerto”, sentencia en la docuserie, aludiendo a cinco sesiones semanales y frecuentes llamadas de emergencia.
El documental aborda también la dificultad de Scorsese para equilibrar vida familiar y trabajo. Por ejemplo, sus hijas, Cathy, Domenica y Francesca, evocan la distancia emocional que implicaba su dedicación absoluta al cine.
Domenica Cameron-Scorsese destaca que trabajar con su padre en La edad de la inocencia de 1993 fue una oportunidad para conectar, mientras que en la actualidad, la relación con su hija menor, Francesca, ha dado paso a una versión más relajada y pública del director, incluso activa en redes sociales.
La serie repasa los debates provocados por títulos como Taxi Driver y El rey de la comedia, incluyendo el impacto real que tuvo la obsesión de John Hinckley Jr. con Jodie Foster y el personaje de Travis Bickle, incidente que llevó a Scorsese a asistir armado con chaleco antibalas a la ceremonia de los Oscar.
“¿Me gustó lo que pasó? No. ¿Sentimos que hicimos bien en hacer esa película? Sí”, declaró el director.
La dimensión religiosa, presente en filmes como La última tentación de Cristo de 1988 y Silencio estrenada en 2016, también se explora a fondo.
La primera fue objeto de vetos y protestas en distintos países, por lo que para Scorsese, la representación de la brutalidad humana en pantalla solo cobra sentido si refleja la realidad: “Mostrar actos violentos en pantalla es valioso si es violencia de verdad, porque todos los seres humanos son capaces de tales acciones si se les empuja”.
En el tramo final del documental, Scorsese, acompañado por su esposa Helen Schermerhorn Morris, enferma de párkinson, y su hija Francesca, se muestra más sereno aunque reconoce la persistencia de la soledad.
“Hay mucho invertido en mi vida personal en casa... Así que donde solíamos celebrar cenas y cosas así, todo eso se está reduciendo mucho, mucho. Así que estoy bastante solo. E invariablemente, si me reúno con gente, es por negocios”.
Mr. Scorsese, en palabras de Miller, ofrece un testimonio único sobre la lucha entre arte, fe, violencia y redención en la vida de un creador que ha convertido sus demonios internos en fuente inagotable de inspiración cinematográfica.