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Ivet Playá y la superestrella de la música protagonizan un polémico enfrentamiento tras revelaciones sobre una relación pasada. Ella lo acusa de manipulación; él lo niega. Te contamos los detalles.
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Por: Erika Mesa Díaz
Creativa Digital
El domingo 15 de junio, la gimnasta y creativa Ivet Playá publicó un video en sus redes sociales donde acusó al cantante Alejandro Sanz de un presunto abuso de poder cuando ella tenía 18 años. Dos días después, el artista respondió con un mensaje en el que negó las acusaciones y aseguró que su relación fue entre "personas adultas".
El caso ha generado un debate sobre el grooming y las dinámicas de poder en relaciones con gran diferencia de edad.
Ivet Playá relató que en 2015, con 18 años, Alejandro Sanz comenzó a interactuar con ella en redes sociales. Aseguró que el cantante, entonces de 49 años, aprovechó su admiración para establecer un vínculo que derivó en encuentros privados. Describió cómo dejó su hogar en Barcelona para mudarse a Madrid después de que Sanz la contratara, y cómo su relación se volvió íntima y sexual.
La gimnasta afirmó sentirse "engañada, utilizada y humillada". Criticó que Sanz jugara con sus sueños y destacó la presunta asimetría de poder en su relación. También mencionó que sus conversaciones privadas fueron espiadas, aunque no especificó por quién. Ivet concluyó que el cantante "traspasó cualquier límite moral" y lo acusó de vivir en una "realidad paralela" donde se siente "por encima del bien y del mal".
El 17 de junio, Alejandro Sanz respondió a las acusaciones a través de un mensaje en sus historias de Instagram. El cantante aseguró tener un "recuerdo muy bonito" de su relación con Ivet, a quien describió como una "persona adulta" con la que compartió cariño "libremente". Negó cualquier práctica abusiva y sugirió que el video de Ivet podría estar motivado por un rechazo reciente.
Sanz mencionó que en mayo de este año, Ivet le pidió invertir en unos negocios familiares, pero él declinó tras consultar con sus asesores. El artista lamentó su reacción y le deseó "encontrar su camino y felicidad". Su respuesta no abordó específicamente las acusaciones de grooming o manipulación durante la juventud de Ivet.
El grooming es una forma de manipulación en la que un adulto establece una relación emocional con un menor para ganar su confianza y explotarla, ya sea emocional, psicológica o sexualmente. Aunque Ivet tenía 18 años cuando inició su relación con Sanz, su testimonio apunta a una dinámica de poder desigual, donde su juventud y admiración habrían sido factores clave.
Expertos señalan que el grooming no siempre implica un delito penal, pero puede dejar secuelas emocionales profundas. En este caso, la amplia diferencia de edad y la posición de Sanz como figura de autoridad en la vida de Ivet han sido cuestionadas. Sin embargo, al ser ella legalmente adulta en el momento de los hechos, el debate se centra en la ética y no en lo jurídico.
El caso entre Ivet Playá y Alejandro Sanz ha reabierto conversaciones sobre el abuso de poder en relaciones con gran disparidad de edad y estatus. Mientras Ivet describe una experiencia traumática, Sanz insiste en que fue una relación consentida entre adultos. Sin una resolución legal en curso, el debate sigue en el ámbito de la opinión pública y la reflexión sobre los límites del poder y la influencia.