Colombia
El estudio dejó en evidencia que experiencias positivas y relaciones afectivas desde edades tempranas constituyen un predictor más fuerte de bienestar que cualquier predisposición genética.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Desde 1938, el Harvard Study of Adult Development o Estudio de Harvard sobre el desarrollo de los adultos, ha seguido la vida de cientos de personas para descubrir las claves de la felicidad y la longevidad.
Este histórico trabajo, conocido como el estudio más largo sobre la vida adulta, nació con el objetivo de desentrañar los factores que favorecen una existencia plena y saludable.
Entre los participantes originales se encontraban figuras como John F. Kennedy y Ben Bradlee, y con el tiempo se sumaron descendientes y participantes de contextos sociales variados.
Los resultados obtenidos desafiaron concepciones preexistentes acerca de la salud y la calidad de vida, pues si bien se esperaba que la genética jugara un papel determinante, la investigación arrojó que los vínculos y la alegría de vivir superan la influencia de los genes en la predicción de una vida larga y saludable.
El director actual del estudio, Robert Waldinger, sintetizó así la conclusión principal: cuidar el cuerpo es fundamental, pero atender y fortalecer las relaciones personales es igual de importante.
“Las personas más satisfechas con sus relaciones a los 50 años fueron las más sanas a los 80”, explicó Waldinger.
El estudio estableció que la calidad de las relaciones personales, más que el dinero, la fama o el nivel social, otorga protección frente a dificultades, retrasa el deterioro mental y físico, y fomenta la felicidad.
Un hallazgo central destacó la peligrosidad de la soledad para la salud, por lo que Waldinger lo resumió de manera categórica: “La soledad mata, es tan peligrosa como fumar o el alcoholismo”.
La satisfacción matrimonial, en particular, se asocia a una mayor estabilidad emocional e, incluso, a una mejor tolerancia al dolor físico en la vejez.
En contraste, quienes mantenían relaciones conflictivas o poco satisfactorias tendían a experimentar más sufrimiento físico y emocional.
El equipo también comprobó que quienes contaban con una red social sólida mostraban menor deterioro mental con el paso del tiempo; así, las buenas relaciones no solo protegen al cuerpo, sino también al cerebro.
George Vaillant, uno de los directores históricos del estudio, identificó seis factores clave en la trayectoria saludable de los participantes de Harvard:
Para quienes provenían del grupo de Boston con menores recursos, la educación surgió además como un factor relevante.
Vaillant explicó que, si bien en las primeras décadas del estudio se daba prioridad al análisis genético y biológico, el paso del tiempo y la evolución de la investigación pusieron en el centro la importancia de la alegría, la empatía y el apego en el envejecimiento saludable: “La clave del envejecimiento saludable son las relaciones, las relaciones, las relaciones”.
La investigación también exploró el impacto de las experiencias tempranas en la salud y el bienestar en la adultez y la vejez.
El equipo observó que el recorrido vital no es irreversible y que aquellos con infancias problemáticas pueden experimentar cambios positivos en la madurez, así como individuos exitosos pueden enfrentar graves dificultades si desarrollan adicciones o depresión.
El estudio logró desmentir la creencia de que la personalidad se fija de manera definitiva en la juventud, dado que los resultados indican que los cambios son posibles en cualquier etapa.
El equipo a cargo del estudio subrayó la importancia de cuidar las relaciones desde todas las etapas de la vida.
Por lo que, en ese sentido, recomiendan prestar atención a los vínculos personales y cultivar la alegría y la empatía. La inversión en las conexiones humanas y en la emoción positiva es un predictor más fuerte de longevidad y bienestar que cualquier predisposición genética.
El mensaje del estudio es claro: los buenos lazos personales, la compañía y la alegría compartida resultan la mejor fórmula para una vida prolongada y satisfactoria.