Colombia
Los residuos y la humedad permanente en el interior de los dispositivos crean un ambiente propicio para hongos potencialmente responsables de problemas respiratorios.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Las boquillas de los cigarrillos electrónicos podrían convertirse en un inesperado foco de riesgo para la salud respiratoria, pues un estudio dirigido en la Universidad de Florida halló que más de la mitad de estos dispositivos presentaban colonización por hongos potencialmente dañinos, lo que introduce un nuevo factor de preocupación en el debate sobre la seguridad del vapeo.
El equipo de investigación, liderado por Borna Mehrad, reclutó a veinticinco usuarios diarios de vapeadores desechables y se tomaron muestras de las boquillas y de la cavidad bucal de cada participante para identificar la presencia y el origen de microorganismos.
Los análisis revelaron la presencia de especies fúngicas en más del 50% de las boquillas, en su mayoría inusuales en la boca de los voluntarios, por lo que en el estudio se especificó que el 80% de los hongos identificados se vinculan con problemas de salud en personas con sistemas inmunológicos débiles.
El hongo Cystobasidium minutum resultó el más frecuente en las muestras, incluso, investigaciones previas lo relacionan con infecciones graves en personas inmunodeprimidas.
Al exponer ratones a este hongo por vía respiratoria, los especialistas observaron síntomas de bronquitis crónica, incluyendo tos persistente y dificultades para respirar: “Descubrimos que el hongo más prevalente en las muestras de vapeo causó síntomas de bronquitis crónica en ratones”, detalló Mehrad.
Los investigadores plantean varias posibilidades sobre cómo los hongos llegan a las boquillas, pues algunos podrían provenir del ambiente o del contacto manual, en el que el usuario transfiere microbios presentes en el aire o las manos al manipular el dispositivo sin una higiene adecuada.
También se considera que los líquidos para vapeo podrían estar contaminados con esporas antes de ser utilizados, aunque el estudio no analizó directamente estos fluidos. Las condiciones internas del cigarrillo electrónico, con residuos y humedad constante, crearían un entorno favorable para el desarrollo de moho.
Katy Deitz, integrante del grupo de investigación, advirtió que muchos usuarios presentaban síntomas respiratorios como tos y admitieron no limpiar sus dispositivos con regularidad.
El investigador Ian Musgrave, de la Universidad de Adelaida, recordó que otros dispositivos, como la shisha o la narguila, también han mostrado presencia de hongos patógenos, con antecedentes de enfermedades pulmonares asociadas.
“Lo interesante es que la microbiota encontrada en este estudio estaba dominada por hongos potencialmente patógenos, poco frecuentes en el microbioma bucal”, explicó Musgrave.
Los resultados de la investigación sobre hongos se suman a la controversia en torno a los efectos de los cigarrillos electrónicos en la población adolescente y su eficacia como herramienta para abandonar el cigarrillo convencional.
Un informe de la Universidad de Michigan analizó datos de dos décadas de encuestas y detectó que las tasas de fracaso al intentar dejar de fumar aumentaron entre los adolescentes en 2020, en particular entre quienes utilizaban vapeadores.
El responsable del estudio, Richard Miech, enfatizó la relevancia de estos hallazgos en el contexto del aumento del vapeo entre jóvenes: “La contribución de los cigarrillos electrónicos a los intentos fallidos de dejar la nicotina entre los adolescentes es sustancial”.
Especialistas del NHS en el Reino Unido y académicos de la Universidad de Nottingham han insistido en que algunos estudios presentan limitaciones y concluyen que los cigarrillos electrónicos pueden tener un rol complementario en estrategias de cesación tabáquica bajo supervisión médica; no obstante, la presencia de hongos patógenos en estas boquillas plantea interrogantes sobre la regulación, la higiene y la seguridad a largo plazo de los dispositivos.