Colombia
Un refresco diario puede elevar en un 60% la posibilidad de obesidad infantil en solo un año y medio.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
El consumo diario de bebidas azucaradas como las gaseosas puede desencadenar una serie de efectos negativos en el organismo, incrementando el riesgo de enfermedades crónicas y afectando diversas funciones corporales.
Así lo indican estudios y los lineamientos de entidades internacionales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las gaseosas y otras bebidas azucaradas contienen altos niveles de azúcares añadidos, como jarabe de maíz, fructosa, miel o sacarosa.
De acuerdo con los CDC, estos productos tienen un valor nutricional mínimo y una elevada densidad calórica, aun así, su consumo se ha popularizado en distintas regiones del mundo, presentándose en diversas variedades y sabores.
El contenido de azúcar en las gaseosas provoca un aumento rápido de glucosa en sangre. La Cleveland Clinic explica que, ante este estímulo, el páncreas responde con una liberación de insulina para normalizar los niveles.
Repetir este patrón diariamente puede sobrecargar el páncreas hasta favorecer la resistencia a la insulina, situación en la cual las células dejan de responder adecuadamente a la hormona, elevando el riesgo de diabetes tipo 2.
Las calorías líquidas presentes en las bebidas azucaradas se procesan de manera distinta frente a las de los alimentos sólidos, pues, según la OMS, el consumo frecuente de refrescos reduce la percepción de saciedad, lo que puede llevar a un mayor consumo calórico diario.
Una investigación referenciada por los CDC mostró que los niños que ingerían un refresco adicional de 350 mililitros diarios presentaron un 60% más de probabilidad de desarrollar obesidad en apenas un año y medio.
El azúcar de las gaseosas interactúa con las bacterias bucales y genera ácido, debilitando el esmalte dental y favoreciendo la aparición de caries.
De acuerdo con Penn Dental Medicine, la combinación del ácido generado y los presentes en estos refrescos incrementa la erosión dental y puede provocar la pérdida de dientes.
Diversos estudios mencionados por los CDC y recopilados por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer destacan que las personas que consumen dos o más gaseosas al día presentan mayor riesgo de mortalidad por todas las causas, entre las enfermedades crónicas vinculadas al consumo regular de bebidas azucaradas figuran:
Más allá de lo físico, los CDC identifican una correlación entre el hábito de ingerir bebidas azucaradas y conductas poco saludables, como fumar, no dormir el suficiente tiempo, ingerir comida rápida o reducir la actividad física.