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Este truco mental te ayuda a comprender temas difíciles con un enfoque simple y efectivo, ideal para estudiantes y profesionales.
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Por: Michele Odarba
Creativo Digital
Hay conceptos que simplemente se nos atraviesan. Ya sea un cálculo, una fórmula o una explicación teórica, a veces el aprendizaje parece un callejón sin salida. Pero ¿y si la clave no estuviera en memorizar, sino en simplificar?
Richard Feynman, físico ganador del Premio Nobel en 1965, no solo dejó huella por sus aportes a la ciencia. También revolucionó la manera en la que muchas personas abordan el conocimiento. Su técnica para aprender es tan poderosa como sencilla, y se basa en un principio elemental: si no puedes explicarlo de forma simple, no lo entiendes lo suficiente.
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Según Feynman, lo primero que debes hacer es escribir en una hoja el concepto que deseas entender. Nada de copiar y pegar términos técnicos. El objetivo es explicarlo como si se lo contaras a un niño.
"Usa palabras simples, de las que usarías con un amigo en una conversación", sugiere Jorge Sánchez López, experto en aprendizaje, quien ha difundido esta técnica en su red profesional. Lo importante es darte cuenta de lo que sí entiendes... y de lo que aún no.
La clave está en no conformarse. Si al intentar explicar el concepto descubres partes que no manejas bien, vuelve al material original, busca ejemplos, pregunta, indaga. Y vuelve a escribir. El conocimiento se construye capa por capa.
"No se trata solo de traducir un texto. Se trata de internalizarlo y devolverlo con tus propias palabras", explica el Instituto Europeo de Posgrado. Esta reescritura sencilla no solo te ayuda a memorizar, sino a comprender de verdad.
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Una vez tengas tu versión sencilla del tema, intenta explicarla en voz alta. Hazlo como si dictaras una clase improvisada. Si lo haces con naturalidad y sin consultar tus notas, es señal de que lo entendiste.
Si no, repite. Explícaselo a alguien más. Invita a esa persona a que te diga si entendió o no. Esa interacción no solo fortalece tu comprensión, también te permite detectar vacíos que pasaste por alto.
El método Feynman no está diseñado solo para quienes estudian física o ingeniería. Es una herramienta útil para aprender cualquier cosa: desde cómo funciona un software, hasta temas financieros, médicos o históricos. Lo esencial es descomponer, simplificar y reconstruir el conocimiento con tus propias palabras.
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En Radio Tiempo lo resumimos así: entender no es repetir, es poder enseñar sin tecnicismos. Porque cuando dominas un tema al punto de contarlo como una historia, sin complicaciones ni adornos innecesarios, entonces realmente lo has aprendido.
¿Te animas a ponerlo en práctica con ese tema que siempre te ha parecido imposible?