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Apagar el router WiFi antes de salir de casa puede ayudarte a ahorrar energía, mejorar la seguridad digital y evitar fallos en la conexión. Descubre cuándo y por qué hacerlo realmente vale la pena.
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Por: Michele Odarba
Creativo Digital
En la rutina diaria, solemos desconectar luces, electrodomésticos y cargadores antes de salir. Pero pocos se detienen a pensar en el router WiFi. ¿Vale la pena apagarlo también? La respuesta, según expertos, es más interesante de lo que parece.
Lo cierto es que apagar el router al ausentarse de casa puede traer beneficios que van más allá del simple ahorro eléctrico. Y aunque se trata de un consumo bajo, al año puede representar un impacto visible en la factura, además de contribuir al cuidado del medio ambiente.
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Uno de los motivos más relevantes para desconectar el router está relacionado con la seguridad digital. Si el equipo sigue encendido, su red sigue siendo visible y, por lo tanto, vulnerable.
Cuando el router está activo, existe la posibilidad de que alguien ajeno intente conectarse o incluso acceder a su configuración. Aunque muchos routers actuales cuentan con sistemas de seguridad robustos, mantenerlo apagado cuando no se usa elimina completamente ese riesgo.** Sin señal, no hay nada que vulnerar.**
Y si bien no es común que desde fuera puedan acceder a tu red, los ataques o robos de señal ocurren con más frecuencia de lo que se cree, sobre todo si no se cambia la contraseña predeterminada o si la red tiene un cifrado débil.
Apagar el router también puede ser una solución práctica para mejorar su rendimiento. Reiniciar el equipo ayuda a resolver fallos comunes que aparecen con el uso continuo. Es la clásica solución que aplicamos con celulares, computadores o consolas.
Al reiniciarse, el router limpia sus procesos internos, lo que puede acelerar la conexión, estabilizarla y eliminar interferencias. Esta acción, que muchos realizan solo cuando hay fallos, podría convertirse en una rutina simple pero efectiva.
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Las tormentas eléctricas o las subidas de tensión nocturnas también pueden afectar el estado del router. Si está encendido sin supervisión, se vuelve vulnerable a estos picos, que podrían dañar su hardware de forma irreversible. Apagarlo durante ausencias prolongadas es una medida preventiva útil y económica.
Además, si el router ya tiene varios años, su tolerancia a estos cambios puede ser menor, lo que hace que desconectarlo en ciertos momentos sea aún más aconsejable.
Claro, no todo es blanco o negro. Apagar el router tiene ciertos inconvenientes. Por ejemplo, muchas actualizaciones de software se programan durante la madrugada para evitar interferencias con el uso normal de la red. Si el router está apagado, esas actualizaciones se postergarán hasta que vuelva a encenderse, lo que podría ralentizar el servicio brevemente.
También hay que tener en cuenta los servicios conectados a la red. Si tu teléfono fijo funciona por IP, no recibirás llamadas mientras el WiFi esté inactivo. Lo mismo ocurre con dispositivos como cámaras de seguridad, alarmas inteligentes o aspiradoras robotizadas que requieren estar conectadas.
Y, como advierten los fabricantes, apagar y encender el router de forma constante podría acortar su vida útil. Aunque esto depende del modelo y del uso, es un factor a considerar si se piensa aplicar esta práctica todos los días.
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La decisión de apagar o no el router al salir de casa no tiene una única respuesta válida. Cada hogar tiene necesidades diferentes. Si tu prioridad es el ahorro energético y no dependes de dispositivos conectados, apagar el router puede ser una buena idea. Pero si necesitas mantener activos ciertos aparatos, podrías considerar un temporizador inteligente que apague el WiFi solo en momentos estratégicos.
El router, ese pequeño aparato que nos mantiene conectados al mundo, también merece atención cuando salimos de casa. Ya sea por seguridad, ahorro o mantenimiento, considerarlo en nuestras decisiones cotidianas puede marcar la diferencia. Porque, a veces, apagarlo no significa desconectarse del todo… sino elegir cómo queremos conectarnos.