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Una simple combinación de números puede poner en riesgo toda tu seguridad digital. ¿Sabes cuáles son las secuencias que más aprovechan los hackers? Descúbrelo aquí.
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Por: Equipo de redacción
En tiempos donde nuestra vida digital crece a pasos agigantados, la seguridad de las contraseñas se convierte en un tema de máxima prioridad. Y aunque suene increíble, muchos siguen cometiendo el error más básico: usar secuencias numéricas predecibles que los ciberdelincuentes pueden descifrar en cuestión de segundos.
No importa cuántas capas de protección como huellas digitales o reconocimiento facial utilices, si tu contraseña sigue siendo “123456” o “000000”, tu seguridad está en riesgo.
Muchos usuarios, por facilidad o descuido, no cambian las claves predeterminadas de sus dispositivos. Routers, cámaras de seguridad y aplicaciones llegan al mercado con combinaciones básicas que deberían ser modificadas de inmediato.
Esta omisión abre la puerta a los ataques más comunes: los de diccionario y fuerza bruta. En el primero, los hackers prueban listas de contraseñas usuales; en el segundo, intentan todas las combinaciones posibles hasta dar con la clave correcta. Si usas una secuencia como “12345” o “111111”, prácticamente les estás regalando el acceso.
Si todavía utilizas tu fecha de nacimiento como contraseña, es momento de cambiarla. Los atacantes rastrean redes sociales públicas como Facebook o LinkedIn, donde la fecha de cumpleaños suele ser información pública. Los hackers suelen comenzar sus intentos de acceso utilizando fechas de nacimiento, ya que es uno de los datos más fáciles de obtener.
Otras combinaciones numéricas igual de riesgosas incluyen:
Un router wifi, por ejemplo, con una clave simple, no solo pone en riesgo tu internet, sino también toda la información que circula en tu red doméstica: contraseñas bancarias, datos personales y más.
La clave está en la variedad y la complejidad. Una contraseña robusta debe incluir:
Además, hoy existen gestores de contraseñas, herramientas ideales para generar claves únicas y almacenarlas de forma segura.
Cambiar las contraseñas predeterminadas y no reutilizar claves entre diferentes plataformas son prácticas básicas que pueden salvarte de graves problemas de seguridad.
Recuerda: tu seguridad empieza con una clave que solo tú puedas descifrar.