Colombia
Más allá de la duración de las sesiones, los profesionales coinciden en que adaptar la rutina a las necesidades, preferencias y nivel de cada persona reduce el riesgo de lesiones y promueve beneficios sostenidos para la salud.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
El debate entre entrenamientos cortos o largos sigue sin resolverse entre especialistas en fitness, dado que escoger la duración y el tipo de sesión adecuada depende de múltiples factores, desde los objetivos individuales hasta la disponibilidad de tiempo y la condición física de cada persona.
En ese sentido, entender las diferencias, beneficios y limitaciones de cada opción resulta fundamental para planificar una rutina equilibrada.
Según Farren Morgan, preparador físico militar y fundador de The Tactical Athlete, los entrenamientos cortos suelen durar entre 20 y 30 minutos y enfatizan la alta intensidad para maximizar la quema de calorías y el trabajo muscular en un periodo breve.
Por el contrario, las sesiones largas se extienden de 45 minutos a una hora o más, permitiendo un mayor volumen de ejercicios y priorizando la mejora de la resistencia.
Eloise Skinner, instructora de fitness, sitúa el rango de los entrenamientos cortos entre 10 y 20 minutos, y los largos hasta los 90 minutos, especialmente en clases colectivas o actividades como la natación.
Ambas opciones difieren en su intensidad, ritmo y variedad: mientras que las cortas se orientan a la eficiencia y los resultados rápidos, las largas permiten trabajar con más calma, incorporar varios grupos musculares y afinar la técnica.
La elección no debe basarse solo en tendencias, sino ajustarse a los objetivos, el tiempo disponible, las preferencias y la condición física de cada persona.
Las sesiones cortas, comprendidas entre 10 y 30 minutos, favorecen a quienes tienen agendas limitadas.
Alanna Kate Derrick y Tyron Woodley destacan su eficacia para elevar el ritmo cardíaco, optimizar el gasto calórico y mantener la forma física en poco tiempo, por lo que estos entrenamientos resultan ideales para empresarios, padres o personas con rutinas exigentes.
Entre sus ventajas sobresale la recuperación más veloz entre sesiones y la facilidad para mantener la constancia, lo que reduce el riesgo de agotamiento físico y mental.
El enfoque en ejercicios como el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) maximiza el impacto en períodos reducidos.
No obstante, estas sesiones tienen limitaciones. Sergii Putsov, entrenador especializado en halterofilia, advierte que la escasa duración restringe la variedad de grupos musculares trabajados y limita los ejercicios complementarios.
El poco tiempo para el calentamiento y estiramiento aumenta el riesgo de lesiones y puede ocasionar desequilibrios musculares o menor desarrollo de la resistencia.
Las rutinas largas, de 45 a 90 minutos o más, permiten abarcar múltiples grupos musculares y sistemas energéticos, por lo que son recomendables para quienes buscan incrementar la resistencia, la fuerza o cumplir desafíos atléticos específicos, según destacó Morgan.
Mantener baja la intensidad durante sus extensas duraciones reduce el cansancio inmediato y posibilita un mejor aprendizaje técnico y una recuperación activa.
Estos entrenamientos contribuyen a fortalecer el sistema cardiovascular, desarrollan la resistencia y potencian la hipertrofia muscular; sin embargo, requieren una planificación cuidadosa y mayor tiempo a disposición. La falta de descanso adecuado puede provocar fatiga crónica, lesiones y pérdida de motivación.
Para lograr rutinas sostenibles, la combinación de sesiones cortas y largas es una estrategia eficaz, dado que diversos especialistas recomiendan estructurar la planificación semanal según el tiempo y la energía disponibles, alternando días de sesiones extensas con entrenamientos breves de máxima intensidad.
Dividir las sesiones largas en bloques con objetivos diferenciados, como fuerza, cardiovascular o estiramiento, evita la monotonía y la sobrecarga de una sola capacidad física, mientras que en el caso de los entrenamientos cortos, se aconseja elegir ejercicios vigorosos para maximizar el impacto.
La adaptación de la rutina a las necesidades particulares es esencial para evitar lesiones y asegurar el progreso.
Los especialistas coinciden en que la mejor rutina es aquella que cada persona puede sostener a largo plazo, de manera segura y placentera, por lo que factores personales, como nivel físico, metas, preferencias y tiempo, deben guiar la elección de cada entrenamiento.
La constancia, por último, es el factor determinante, dado que un ritmo regular, con ajustes según la respuesta del cuerpo, favorece el desarrollo de habilidades y la mejora sostenida en el tiempo, sin importar si se opta por sesiones breves, extensas o una mezcla de ambas.