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El futuro de los live action de Disney tambalea tras la cancelación de Enredados, afectado por la polémica y el fracaso comercial de Blancanieves.
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Por: Michele Odarba
Creativo Digital
Disney no suele titubear al momento de revivir sus clásicos. Durante la última década, la fórmula de los remakes en acción real había funcionado: nostalgia, tecnología y rostros conocidos en pantalla. Sin embargo, el reciente tropiezo con Blanca Nieves ha sacudido los cimientos del estudio del ratón. Y sus efectos ya se sienten: el esperado live action de Enredados ha sido pausado indefinidamente.
El anuncio tomó por sorpresa a los fans. El proyecto, basado en la película animada de 2010 inspirada en el cuento de los Hermanos Grimm, había generado expectativa desde su revelación a finales del año pasado. Pero ahora, según The Hollywood Reporter, Disney ha frenado el desarrollo del remake tras la decepción comercial y mediática de Blanca Nieves.
“La historia original está muy anticuada”, dijo Rachel Zegler, protagonista del fallido remake, una frase que terminó por convertirse en símbolo del rechazo que muchos sintieron hacia la propuesta.
Y es que Blanca Nieves no solo dividió al público por sus decisiones narrativas o de casting. La película también dejó una preocupante huella ecológica. Según cifras oficiales, su producción generó más emisiones de carbono en el Reino Unido que Rápidos y Furiosos 10. Un dato que desconcertó a más de uno.
“Las locaciones al aire libre exigieron el uso intensivo de generadores a base de combustibles fósiles”, reportó The Guardian, señalando que ni las baterías sostenibles ni los generadores híbridos fueron suficientes para mitigar el impacto.
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La contradicción fue evidente: una cinta que buscaba conectar con la naturaleza terminó superando los niveles de contaminación de aeropuertos como Birmingham y Luton.
El futuro de Enredados —y de otros proyectos similares— ahora depende del rendimiento de las próximas apuestas del estudio. En primer lugar, Lilo & Stitch, cuyo estreno está previsto para el 23 de mayo de 2025, se perfila como la primera gran prueba de fuego. A esta le seguirá Moana, con Dwayne Johnson confirmado en el reparto, aunque su lanzamiento se espera hasta 2026.
Entre esos proyectos se encuentran adaptaciones como Bambi, Hércules, Campanilla, Robin Hood y Los Aristogatos, todos en distintas fases de desarrollo o preproducción.
Mientras tanto, Disney no se detiene por completo. En el CinemaCon® 2025 se anunciaron varios títulos que mantienen vivo el entusiasmo familiar. Entre ellos están Elio (junio), Viernes de Locos 2 (otoño), Tron: Ares (10 de octubre), y Avatar: Fuego y Ceniza (19 de diciembre), además de las esperadas entregas de Marvel como Thunderbolts y Los 4 Fantásticos.
La pregunta que queda flotando en el aire es si Disney debe seguir apostando por las adaptaciones en acción real como motor de nostalgia y caja registradora, o si ha llegado el momento de innovar verdaderamente, sin disfrazar el pasado. La caída de Blanca Nieves no solo fue comercial. Fue conceptual. Y lo que está en juego ahora no es solo una película, sino toda una estrategia creativa.
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La audiencia ya no se deslumbra fácilmente. Quiere autenticidad, coherencia y, sí, magia. Pero una magia que no contamine, que respete lo que alguna vez funcionó sin menospreciarlo y que sea capaz de adaptarse sin sacrificar el alma de los cuentos.
Tal vez la historia de Rapunzel, con su torre y su cabello encantado, aún pueda encontrar la luz. Pero por ahora, Disney parece haber apagado la linterna.