
Colombia
A trece años de su partida, las teorías conspirativas vuelven a encender el debate sobre el fallecimiento del cantante, especialmente en fechas en las que lo enigmático conquista la atención del público.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

El fallecimiento de Michael Jackson, el 25 de junio de 2009, conmocionó al mundo y, como suele suceder con figuras icónicas, su muerte generó innumerables teorías conspirativas.
A pesar de que el fallo judicial determinó homicidio involuntario, la naturaleza inesperada y los sucesos que rodearon su deceso mantienen viva la sospecha de un complot.
En la víspera de Halloween, cuando lo misterioso y siniestro ocupan la atención colectiva, resurgen las preguntas sobre los verdaderos responsables y las razones detrás de la inesperada muerte del “Rey del Pop”.
Numerosos seguidores y analistas insisten en que la muerte de Jackson no fue simplemente el resultado de una negligencia médica, pues las especulaciones más populares identifican múltiples motivos que supuestamente orquestaron su final y apuntan a una gama de posibles responsables.
Las complicadas finanzas personales de Jackson fueron clave en una de las principales teorías, dado que el artista tenía deudas estimadas entre 350 y 500 millones de dólares.
Según esta versión, la muerte del cantante, justo antes del inicio de su gira This Is It, permitió activar millonarios seguros de vida y acuerdos contractuales, beneficiando a inversionistas y promotores como AEG Live.

Los teóricos sostienen que, si la gira se hubiera cancelado por enfermedad, los pagos de seguros no se habrían desencadenado y el patrimonio de Jackson no habría podido cubrir sus pasivos; así, según los defensores de esta idea, Jackson “valía más muerto que vivo”.
El mayor activo de Jackson era su participación en el catálogo Sony/ATV Music Publishing, que incluía derechos sobre canciones de The Beatles, del cual, el artista adquirió su parte en 1985 y la fusionó con Sony en 1995, controlando el 50%.
Tras su muerte, en 2016, se vendió esa participación a Sony por 750 millones de dólares, lo que refuerza la idea de que su desaparición benefició económicamente a distintos actores.
Incluso en 2024, la venta parcial de Mijac Music, con los derechos de sus canciones y grabaciones personales, por cerca de 600 millones de dólares, reactivó el debate sobre los motores financieros tras su muerte.

Otra teoría atribuye la muerte de Jackson a una conspiración orquestada por élites políticas, sociedades secretas o agencias gubernamentales, conocidos por el propio artista como “Ellos”.
Familiares y allegados relataron que Jackson comunicó temores sobre su seguridad, llegando a afirmar: “Ellos se quieren librar de mí, no me quieren por aquí nunca más. Ellos pueden dispararme, apuñalarme, incriminarme y pueden decir que tuve una sobredosis de drogas”.
Los motivos atribuidos incluyen desde su enorme poder de influencia hasta supuestos conocimientos comprometedores sobre la industria del entretenimiento o élites globales.
El papel de Conrad Murray, médico personal de Jackson, fue decisivo y constituye el eje de las explicaciones oficiales.
Contratado y supervisado por AEG Live para asegurar la presencia del artista en la gira, Murray administró un potente anestésico, Propofol, fuera de un entorno hospitalario, una conducta que fue calificada como extremadamente negligente.
Algunos sugieren que la presión comercial y contractual sobre Jackson y su equipo pudo haber generado un ambiente en el que era inevitable un desenlace trágico, o incluso inducido.
El Instituto de Medicina Forense de Los Ángeles estableció que Jackson falleció por intoxicación aguda de Propofol, declarando el deceso como “homicidio”, en referencia técnica a la intervención de un tercero y no a un asesinato premeditado.
Ante este escenario, Murray fue declarado culpable de homicidio involuntario en 2011, señalando su inapropiada actuación como el desencadenante.
En paralelo, Katherine Jackson, madre del cantante, y los hijos de Jackson, demandaron a AEG Live por negligencia, aunque el jurado determinó que la promotora contrató a Murray, concluyó que no era responsable al no existir pruebas de que supieran los riesgos; así, AEG Live fue absuelta.

Conrad Murray fue liberado en 2013 tras cumplir dos años de su condena, aunque perdió su licencia médica y quedó marcado como figura polémica y Katherine Jackson continúa en la gestión y defensa judicial del patrimonio del artista.
AEG Live opera como gigante de los espectáculos, mientras la gestión póstuma de los activos de Jackson convirtió al cantante en el artista fallecido más rentable según Forbes.