Colombia
Fuente natural de colágeno, este alimento beneficia la elasticidad de la piel y la salud de articulaciones y músculos.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
El chicharrón de cerdo, un alimento ícono en la gastronomía de Colombia y de América Latina, ha sido históricamente asociado con su alto contenido calórico y graso; sin embargo, estudios y análisis de expertos como los publicados en el portal Healthline están revelando un perfil nutricional que podría sorprender a muchos, sugiriendo que este crujiente manjar podría ofrecer beneficios significativos para la salud si se consume con moderación y se prepara adecuadamente.
Una porción de 100 gramos de chicharrón aporta aproximadamente 544 calorías, con una distribución equitativa de 50% proteínas y 50% grasas, por lo que por su alto valor calórico lo convierte en una fuente energética considerable.
Un dato crucial, según la U.S. Meat Export Federation en México, es que el chicharrón no contiene carbohidratos, siempre y cuando no se cocine con aceite adicional, lo que lo hace compatible con ciertas dietas.
Más allá de las calorías, el chicharrón es una fuente abundante de proteína de alta calidad, aportando cerca de 20 gramos por cada 100 gramos.
Estas proteínas son esenciales para la reparación de tejidos, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la producción hormonal; además, al derivarse de la piel del cerdo, es una fuente natural y rica en colágeno, fundamental para la elasticidad de la piel y la salud de articulaciones y músculos.
Pero los beneficios no terminan ahí, pues este plato también contiene ácido oleico, una grasa monoinsaturada similar a la del aceite de oliva, asociada con la salud cardiovascular.
Por tal motivo, expertos sugieren que estas grasas pueden ayudar a reducir el colesterol LDL ("colesterol malo"); sorprendentemente, el chicharrón es rico en vitaminas del grupo B (B1, B3 y B12), esenciales para la energía y el sistema nervioso, superando a otros cortes de cerdo en B12.
También es una excelente fuente de hierro y zinc, minerales cruciales para el transporte de oxígeno, la producción de hemoglobina, la cicatrización y el crecimiento.
A pesar de sus bondades, es vital recalcar que el consumo de chicharrón debe ser moderado debido a los riesgos asociados, especialmente con su preparación.
Healthline advirtió que si se fríe en manteca su contenido de grasas saturadas aumenta significativamente, lo que puede elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Su alto contenido de sodio también es una preocupación, pudiendo afectar la presión arterial y la función renal si se consume en exceso; además, su densidad calórica, sin un control adecuado de las porciones, puede contribuir al aumento de peso.
Los expertos coinciden en que el chicharrón puede formar parte de una dieta equilibrada, aunque la clave está en la moderación y en la preparación, por lo que se recomienda acompañarlo con alimentos ricos en fibra, como vegetales, para mejorar su perfil nutricional y mitigar posibles efectos negativos.
Para reducir su contenido de grasa y calorías, una excelente opción es cocinarlo en una freidora de aire, una técnica que al utilizar aire caliente permite obtener un chicharrón crujiente y sabroso con menos grasas.
Un chicharrón preparado en freidora de aire puede tener unas 380 calorías y 28 gramos de grasa por cada 100 gramos, significativamente menos que las 540 calorías y 45 gramos de grasa del frito en aceite.