
Colombia
La artista desató preocupación con un video entre lágrimas, detrás de la supuesta crisis se escondía la antesala de su nuevo show: La Última Noche de la Pista, una despedida con la Orquesta del maestro Lucho Bermúdez.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital

Durante unas horas, las redes sociales se llenaron de preguntas, especulaciones y mensajes de apoyo para Juliana Velásquez. La cantante apareció llorando en un video que publicó en Instagram. Decía atravesar una situación que parecía insostenible: deudas con la DIAN, préstamos bancarios, dinero prestado entre amigos y un negocio al borde del cierre.
Lo que más golpeó a sus seguidores fue la frase que lanzó al comienzo: “Mis abogados me dijeron que no subiera este video”. El tono serio, la mirada hacia abajo y las pausas entre palabras alimentaron el desconcierto.
En el clip, la artista aseguraba que había intentado salvar “a como dé lugar” el bar Buenavista y que, tras un año de intentos fallidos, no quedaba alternativa distinta a cerrar sus puertas. Muchos creyeron que enfrentaba un problema real. Muchos sintieron la angustia como propia.
Poco después, Juliana aclaró que nada de lo mencionado provenía de su vida personal. El bar Buenavista no existe. No hay deudas. No hubo abogados. Todo formaba parte de una estrategia creativa que sirve como universo narrativo para La Pista, su proyecto musical más reciente.
El video, lejos de buscar un escándalo, abrió paso al anuncio de su próximo concierto: La Última Noche de la Pista, un show que se realizará el 22 de febrero en el Movistar Arena, fecha que además coincide con su cumpleaños.
La revelación mezcló alivio y risas entre sus seguidores. Muchos recordaron que Juliana actuó desde los siete años y reconocieron que, por un momento, creyeron que su historia era real. La publicación se llenó de comentarios que destacaron su talento para actuar y transmitir emociones.
La cantante explicó que este show no es un concierto cualquiera. Representa el cierre simbólico del bar ficticio Buenavista, escenario clave en la narrativa de La Pista. Por eso quiso una despedida “por la puerta grande”, con un montaje especial y una orquesta que evoca tradición, nostalgia y fiesta.
La Orquesta del maestro Lucho Bermúdez aceptó acompañarla en esta presentación única, un gesto que Juliana celebró como un honor enorme. Su música, arraigada en la identidad colombiana, le da al evento un brillo distinto y una energía que conecta generaciones.
En otro video, la artista aparece barriendo el afiche de su propio concierto, una metáfora visual que funciona como cierre, despedida y renacimiento. Allí escribió: “Una noche para bailar, llorar, cantar y despedir juntos este capítulo que marcó nuestras vidas”.
La preventa exclusiva para clientes Movistar se abrió el 10 de noviembre y cerró el 12 de noviembre. Actualmente, las entradas para público general continúan disponibles en TuBoleta, con precios entre $180.000 y $370.000.
Además, el Movistar Arena dispuso los sectores 206, 214, 306 y 314 como zonas libres de alcohol, un espacio ideal para quienes desean disfrutar del concierto sin consumo de bebidas embriagantes.
La reacción masiva al video confirmó algo evidente: Juliana no solo canta; también interpreta, narra y construye historias. El universo del Buenavista demuestra su capacidad para combinar actuación, música y ficción de forma orgánica.
Su estrategia también mostró una conexión auténtica con su comunidad digital. Generó conversación, expectativa y sorpresa. Cada proyecto que lanza marca un punto de evolución en su carrera. Este no es la excepción.
La Última Noche de la Pista se perfila como un concierto cargado de emoción, tradición y narrativa. Juliana invita a sus seguidores a despedir un capítulo que, aunque ficticio, ya dejó huella en quienes siguieron su historia desde el inicio.
El 22 de febrero, Bogotá vivirá una noche para cantar, sentir y celebrar el poder de la música en un escenario que promete quedarse en la memoria.